3 de febrero 2024
Cuando China cartografió todo el mundo (1421-1423) por Enrique DusselCuando China cartografió todo el mundo (1421-1423)
por Enrique Dussel*
El presente artículo se publica aquí como un mínimo homenaje al muy admirado filósofo, historiador y pensador Enrique Dussel, fallecido recientemente. “Cuando China cartografió todo el mundo (1421- 1423)” fue un artículo que el Dr. Dussel compartió para el Boletín del Colegio de Estudios Latinoamericanos, Facultad de Filosofía y Letras, UNAM, Núm. 10, noviembre 2004- enero 2005.
Hay algunas obras recientes que ponen radicalmente en duda todo lo dicho, incluso y con más razones, al eurocentrismo. En primer lugar, ya que el helenocentrismo es el padre del eurocentrismo, escritos como los de Giovanni Semerano, que prueba el origen semita de las grandes categorías griegas, y como la de Martín Bernal, que indica las relaciones con Egipto, manifiestan nuevas interpretaciones que sitúan la discusión de manera radicalmente diferente.
De la misma manera, el libro de André Gunder Frank,[1] que fue muy criticado por sus propios colegas, planteó corectamente, aunque algunos hechos puedan ser corregidos, que había que incluir a China en todo el debate de la Modernidad (y de la economía capitalista industrial).
Es en este momento que aparece un nuevo argumento inesperado contra el eurocentrismo, Europa no habría estado más adelantada al “Oriente”; es más, estaba de lejos muy atrasada con respecto a China, la que al inicio del siglo XV habría tenido una experiencia de navegación oceánica y cartografiado todo el mundo, a tal punto, que los llamados, “descubrimientos” europeos no serían sino “reconocimiento” de geografias ya conocidas y cartografiadas, con proximidad de tres kilómetros de las costas reales, hasta 1423 por los chinos. Es decir, Europa hasta el siglo XV habría tenido un franco déficit científico-cultural con respecto al imperio del sol naciente.
Todo esto se deja ver en un estudio reciente de Gavin Menzies,[2] que demuestra que, aunque se tenía conocimiento de que China se había adelantado en siglos a Europa desde un punto de vista político, comercial, tecnológico y hasta cientifico,[3] ahora se agregaba el tener pruebas sobre el trayecto que habían seguido las escuadras conformadas por enormes y numerosas naves, llamados “juncos”,[4] que recorrieron todos los océanos (gracias a sus experiencias oceánicas de más de ochocientos años en el océano Índico y el Pacífico occidental, y por el desarrollo de la astronomía, cartografía, instrumentos de medición de la latitud y longitud, tipo de embarcaciones, alimentos, tonelaje, etcétera). Este descubrimiento asombroso dará mucho de que hablar y, por supuesto, comenzará por ser rechazado u ocultado por la historia académica eurocéntrica.
El comerciante y navegante Zheng Be (1369-1431),[5] mongol musulmán, de larga experiencia por sus expediciones en el Índico, instaló una gran escuela de navegación oceánica, y construyó la más grande escuadra naviera de la historia universal (quizá igualada por alguna en la Segunda Guerra Mundial) de más de 600 “juncos”, con más de 30 mil miembros de la tripulación, que partieron de Nankin el 5 de marzo de 1421. Dividió su exploración científica[6] y comercial en cuatro grupos bajo el mando de cuatro almirantes, y discípulos de una ciencia de siglos (no en vano la brújula fue descubrimiento chino), que con sus respectivas escuadras, cartografiaron Asia, África, América y Australia, regresando los últimos a China en noviembre de 1423. Por supuesto, los chinos supieron de la redondez de la Tierra, pero además la circunvalaron por primera vez en la historia humana.
Cabe destacarse que Gavin Menzies basa su fuerte argumentación, con más de treinta años de experiencia como capitán de submarinos (con los que atravesó todos los océanos, incluso el Polo Norte por debajo de los hielos), en mapas de los siglos XV y XVI, anteriores a las llamados “descubrimientos” portugueses, españoles o ingleses. Este grupo de mapas o relatos, anteriores (según fechas reconocidas) a los “descubrimientos”, indican que se conocía con precisión los territorios que habrían de “descubrirse” por la Escuela de Enrique el Navegante, o por la Casa de Contratación en España.[7] Esos mapas llegaron a Europa a través de Venecia. Niccolò dei Conti (1395-1469) participó en una de las expediciones chinas, y parece que llevó a Venecia algunos mapas, junto a Frai Mauro.[8] La compra de mapas chinos se generalizó. Don Pedro de Portugal habla en 1428 de poseer un gran mapa del mundo, empresa que continuará Enrique el Navegante (1394-1460), que compró a alto precio y que constituyeron el tesoro de su Escuela, es decir, por valientes y decididos que fuesen, Colón, Dias, Da Gama, Magallanes, Cook y el resto de los exploradores europeos, se hicieron a la mar provistos de mapas que les mostraban el camino hacia sus destinos. Se lo debieron todo a los primeros exploradores, los chinos, en sus épicos viajes de 1421-1423. La fortuna de los europeos fue paralela a la desgracia de China.
La escuadra partió de China hacia Calicut, pasando por Malaka, y de allí se dirigió a Sofala (en el sur de África oriental). Veamos el recorrido de las cuatro escuadras.[9]
1) La primera, la del almirante Yang Quing, regresó cartografiando las costas norte del océano Índico, tocando tierra en China en diciembre de 1422 Las otras tres escuadras cruzaron el cabo de Buena Esperanza (probablemente en junio del 1421), recorriendo juntas todas las costas de África occidental (en el mapa Kangnida) hasta las islas de Cabo Verde, posiblemente. Alli debieron separarse.
2) La escuadra bajo el mando del almirante Zhou Wen recorrió algunas islas del Caribe, las costas orientales de Norteamérica (dejando restos de sus naves en diversos puntos, en especial en las islas Bimini de las Bahamas) hasta Groenlandia, que fue cartografiada íntegramente (hasta sus costas norte junto al Polo Norte, como aparecen en el mapa Vinland),[10] pero igualmente toda la costa del norte de la actual Rusia (con extrema precisión desde Noruega hasta Siberia en el mapa de Waldeseemüller de 1507).[11] Regresaba a China en noviembre de 1423. Las dos restantes escuadras que se separaron en las islas de Cabo Verde siguieron la ruta del Atlántico sur (siempre impulsadas por las corrientes marinas y los vientos exclusivamente).
3) La escuadra del almirante Hong Bao, se internó en las costas de América del Sur, que recorrió integramente hasta la Patagonia, cuyas costas fueron completamente cartografiadas, y hasta con dibujos del puma patagónico, llamas e indios desnudos.[12] El final extremo de las expediciones cientificas se habia alcanzado. Con la exacta determinación de la estrella Canope en el sur y con la estrella Polar en el norte, los chinos pudieron cartografiar toda la Tierra, desde 1422. Pero Hong Bao, terminando su misión en la Patagonia emprende un viaje pocas veces imitado en la historia.[13] Partiendo del sur de América del Sur, sobre el paralelo 52º 40’ S. parte en línea recta hacia Australia, descubriendo en su recorrido las islas Kerguelen y Heard. Tocó la costa de Australia, y regresaba a China el 22 de octubre de 1423.
4) No menos asombroso fue el recorrido del almirante Zhou Men, que separándose en el estrecho de Magallanes de Hong Bao (que parte hacia el este), recorre hacia el oeste toda la costa occidental pacífica de América del Sur perfectamente dibujada en el mapa de Waldseemüller y Heinrich Hammer. Pero al llegar a las corrientes contrarias venidas del norte debió abandonar la costa americana, atravesar el Pacífico hacia el oeste, llegar a la costa oriental de Australia, a la que debió igualmente cartografiar. Volvió por el Pacifico norte hacia América, debiendo recorrer las costas de Canadá y California (bien dibujadas en el primer mapa nombrado), dejando restos de su presencia en la bahia de San Francisco[14] y en otros lugares. Fondeó sus juncos en Chua el 8 de octubre de 1423.
Cuando en 1424 los emperadores Ming (1368-1644) resuelven abandonar el dominio indiscutido de todos los océanos, dejan, por un error estratégico histórico, un “mercado-mundo” con un vacío de poder naviero y comercial.[15] Pocos decenios después (y usando con conciencia los mapas chinos llegados por Venecia a Occidente), Portugal comenzará a llenará ese “vacío” en el Atlántico oriental, en el océano Índico y el Pacífico occidental, y España hará lo propio en el Atlántico tropical y el Pacífico oriental (con su presencia en Filipinas, por ejemplo).
La cultura europea, menos desarrollada (en comparación a la islámica, indostánica, y especialmente a la china), separada por el “muro” otomano-islámico de las regiones centrales del continente asiático-afro-mediterráneo, era entonces hasta finales del siglo XV periférica. Sólo en ese momento emprenderá un lento desarrollo. Débese entonces aclarar que, contra la hipótesis de Max Weber, Europa nunca tuvo ningún tipo de superioridad sobre China y el Indostán o la cultura árabe, antes de finales del siglo XVIII, y como hemos visto, hasta el siglo XV sufría un secular subdesarrollo que ciertas coyunturas favorables, entre las que se encuentra su situación geográfica (cercana al continente americano), y beneficiada por la decisión china de abandonar el “mercado-mundo” que había abierto, pudo desplegar un sistema colonial, que será el “punto de apoyo” de su futuro esplendor (a costa de sus colonias, hasta el presente).[16]
Enrique Dussel (Argentina 1934 – México 2023). Licenciado en Filosofía por la Universidad Nacional del Cuyo, Argentina; licenciado en Estudios de la Religión por el Instituto Católico de París, Francia; doctor en Filosofía por la Universidad Central de Madrid, España, y doctor en Historia por La Sorbonne, París. Fue profesor emérito de la Universidad Autónoma Metropolitana Iztapalapa e investigador emérito del Sistema Nacional de Investigadores. Sus líneas de investigación fueron la Ética y Filosofía política. Publicó más de 50 libros y más de 400 artículos.
[1] Andre Gunder Frank, ReORIENT: Global Economy in the Asian Age, Berkeley, University of California Press, 1998.
[2] Gavin Menzies, 1421. El año en que China descubrió el Nuevo Mundo. Trad. de Francisco Ramos, Barcelona, Grijalbo, 2003 [del original en inglés 1421. The Year China Discovered the World]. Esta obra como las de Martin Bernal y A. G. Frank, es recibida con recelo por la academia. Sin embargo, por mis estudios históricos [en los que utilizaba el mapa de Henricus Martellus de 1487, de la cuarta península de Asia], sus argumentos en cuanto a su tesis fundamental son irrefutables [puede haber detalles a corregirse, pero no le quitan su contundencia]. ¡Hay que contar con esta obra para la nueva visión histórica de una Modernidad europea más humilde y ciertamente no weberiana!
[3] Los trabajos de Needham abrieron el camino.
[4] Los más grandes entre ellos [llamados “barcos del tesoro”] tenían alrededor de 120 metros de largo [la Santa María de Colón, tenía 28 metros], por 35 metros de ancho, pudiendo cargar 1000 toneladas de mercancías [las primeras carabelas podian llevar 50 toneladas]. Movilizaban a los “juncos” [uno de los cuales quedó varado en el río Sacramento en California, en su reconocimiento de las costas de América occidental] grandes velas, utilizando las corrientes y los vientos [pero no podían navegar contra el viento o la corriente].
[5] Puede verse una foto del impresionante eunuco, y foto de su sencilla tumba, en El País Semanal, domingo 4 de abril de 2004, pp. 27-30. Comete el autor del artículo el error de atribuirle el haber llegado a América, no es así. Los que “descubren” América para los chinos son sus almirantes Hong Bao, Zhou Many Zhou Wen.
[6] Parece que el objetivo principal fue determinar la localización exacta, en latitud y longitud, del lugar de la tierra desde donde se situaban los 90 grados para observar a la estrella Canope [que se descubrió ubicada en las islas Malvinas, que es el punto desde de el que se cartografió toda la Patagonia, el estrecho de Magallanes e islas de la Antártida —denominadas por los chinos las “Islas oscuras”, por tener pocas horas de luz en el invierno—, y otras islas en dirección a Australia en todo el Atlántico e Índico sur, todo lo cual puede observare en el mapa Piri Reis —en Istambul, de 1513, siete años antes que Magallanes “descubra” las costas de la Patagonia y dos siglos antes del “descubrimiento” con toda precisión de la Antartida [¡]—.
[7] Parece que en 1428 se confeccionó en China un gran mapamundi, del cual dependen, en parte, todos los restantes. Colón, por ejemplo, se refiere a él cuando escribe en su Diario de a bordo, el 24 de octubre de 1492, refiriéndose a la “Antilia”, “debería poner rumbo oeste-sudoeste para ir allí […] y en las esferas que he visto y en los dibujos de los mapamundis está en esta región” [The Journal of Columbus, Londres, Anthony Blond and Orion Press, 1960, p. 43]. Entre los más famosos de estos mapas [o relatos] antiguos están el Kangnido [dibujado por chinos en 1470] en la Universidad de Ryukoku [Kyoto, Japón], el Piri Reis [de 1513, de origen chino, dibujado por portugueses] en el castillo de Topkapi Serai [Istambul], el Jean Rotz [cartógrafo de Dieppe, en 1542, chino-portugués] en la Biblioteca Británica, el Wu Pei Chi [1420, noticias marítimas, en Pekín], el Cantino [1502, Biblioteca Estense, Módena]; el de Martin Waldseemüller [1507, Biblioteca del Congreso, Washington]; el de Heinrich Hammer [1487]. Referencias en G. Menzies, op. cit., p. 467. Adviértase, entonces, que estos mapas o relatos de alguna manera estuvieron en manos de los llamados “descubridores” europeos.
[8] Este monje dibuja en 1459 un mapa de Europa y África completo [G. Menzies, op. cit., pp. 192-193], donde puede observarse perfectamente dibujada la península arábiga, con los mares Rojo y Pérsico; con la isla de Madagascar, con África oriental, donde indica hasta el cabo de Buena Esperanza, y con toda la costa occidental atlántica.
[9] G. Menzies, op. cit., p.417.
[10] Como puede suponerse, el recorrido que resumiremos, citando a Menzies, será ciertamente precisado en el futuro, pero su descripción es altamente probable.
[11] G. Menzies, op. cit. pp. 329-342.
[12] Ibid, pp. 288-289. He visto este mapa, del cartógrafo alemán, que puso por primera vez el nombre de “América” al continente que lleva ese nombre. Este mapa es asombroso en muchos puntos: al sur de la China está todavía la “cuarta península asiática” del mapa de Henrich Hammer [¡América del Sur al sur de la China!, mapa que debió llevar Colón con los hermanos Pinzón]. Pero además aparece más allá del Atlántico, al occidente de Europa, nuevamente el continente americano [dos veces entonces]. Pero, lo mas extraordinario es que dibuja no sólo la costa oriental atlántica de América, sino igualmente la costa occidental del Pacifico, bien perfilada, con las montañas Rocallosas en Norte América [¡] en ¡1507! ¿De donde se inspiró el cartógrafo alemán?
[13] Todo aparece claramente en el mapa Piri Reis de 1513 de Istambul [G. Menzies, op. cit., pp. 190-193]. Debieron ser decenas de juncos, durante meses, los encargados de cartografiar con tanto detalle las costas patagónicas y decenas de islas antárticas, a partir de las islas Shetland del Sur, con la exacta localización de la estrella Alpha Crucis [desde la isla Decepción: 62º 49’ S], y la de la estrella Canope desde las islas Malvinas.
[14] G. Menzies, op. cit. pp. 229-244. Por ello, en este ir hacia Australia y volver a América, hay una región de la costa del Pacífico que no fue cartografiada por los chinos [y, por ello, tampoco por Waldseemüller, quien deja América del Sur y del Norte como si fueran dos continentes separados, sin ningún istmo].
[15] Fue el emperador Zhu Gaozhi, por el decreto del 7 de septiembre de ese año el que decidió “interrumpir todos los viajes de los barcos del tesoro” [G. Menzies, op. cit., p.79].
[16] Véase la “Introducción histórica” de mi obra Ética de la liberación en la edad de la globalización y la exclusión, Madrid, Trotta, 1998.