16 de diciembre de 2024
El acabose. Lo gravísimo del plagio (cuando nos conviene)El acabose. Lo gravísimo del plagio (cuando nos conviene)
Por Esaú López García*
Introducción
El mundo de los asuntos académicos parece situarse, muchas veces y con justificada razón, en un plano paralelo al de la vida cotidiana. Por supuesto, esta situación no debería ser así, dado que existe un Consejo Nacional (próximamente Secretaría) que dedica, o debería dedicar, sus esfuerzos a garantizar que el trabajo académico en materia de investigación humanística, social, y de desarrollo tecnológico y económico beneficie a la sociedad. Sin embargo, la academia rara vez realiza grandes o decorosas apariciones en la vida cotidiana de las personas, logrando captar la atención pública casi únicamente a través de escándalos, generalmente vinculados con la agenda política del momento.
Los casos de plagio en la academia son gravísimos, es cierto, aunque no es común que se hagan públicos. No obstante, en ocasiones, cuando la persona acusada de plagio ocupa un cargo de poder que suele requerir una sólida preparación académica, el caso se convierte en un escándalo. Pero, considerando que los grandes personajes acusados de plagio han alcanzado posiciones prominentes en su carrera profesional, surge la pregunta: ¿cómo es posible que nadie lo haya detectado antes? Y, sobre todo, ¿quién, cómo y por qué descubrió este incidente?
Publicar una tesis, tras dedicar tantísimo tiempo y esfuerzo a su elaboración, genera, en primera instancia, una gran satisfacción por la culminación de ese trabajo. Sin embargo, en un segundo plano, muchos estudiantes experimentan un sentimiento extraño, originado por la idea de que, pese a su dedicación, su investigación rara vez será consultada por alguien. Aunque esto suele ser cierto en muchos casos, debido a que las tesis son trabajos especializados o semi especializados dirigidos a un público muy concreto, justamente por ese carácter específico encuentran sus lectores. Por ello, podría parecer razonable pensar que quienes descubren los plagios escandalosos son estudiantes en busca de bibliografía y referentes para sustentar sus propias investigaciones. Aunque en ocasiones sucede así, la realidad es que los descubrimientos de casos de plagio han estado mayoritariamente a cargo de periodistas y no de académicos.
A continuación, se analizarán tres casos de plagio que fueron hechos públicos, además de examinar las circunstancias en que ocurrieron. La intención, por supuesto, no es minimizar la gravedad de los casos de plagio ni defender a sus protagonistas. Más bien, se busca reflexionar sobre el estado actual del concepto de “plagio” y su uso político, muchas veces alejado del verdadero propósito de proteger y fomentar el trabajo de investigación de calidad.
¿Qué se entiende actualmente por “plagio”?
Comencemos nuestra reflexión aclarando que, en la actualidad, el concepto de “plagio” abarca mucho más que la simple copia de obras ajenas. Este término ha experimentado significativas transformaciones a lo largo del tiempo. La lengua, como entidad viva, cambia continuamente, por lo que, para no resultar anacrónicos, es necesario destacar que “plagio” se entiende, en términos generales, como un conjunto de malas prácticas que violan los principios éticos de la investigación y el desarrollo científico, tecnológico, humanístico y social. Este concepto abarca diversas conductas, como hacer pasar una obra ajena por propia, no citar ni referenciar correctamente, inventar referencias e incluso falsificar resultados (aunque esto último debería denominarse, con mayor precisión, “fraude”).
Independientemente de cómo entendamos el fraude, está claro que incluye prácticas que un investigador debe evitar. Si solo consideráramos que el fraude consiste en copiar el trabajo de alguien más, podríamos pensar, en un análisis superficial, que, aunque afecta la propiedad intelectual, “no mata a nadie”. Sin embargo, al analizarlo de manera integral, el fraude se revela como un asunto de suma importancia que, en efecto, puede poner en riesgo la vida de muchas personas.
Un ejemplo destacado es el escándalo suscitado en el Instituto de Cáncer Dana-Farber (ICDF), en Boston, Estados Unidos, relacionado con datos duplicados y discrepancias en los artículos publicados por investigadores de dicha institución. Fue el biólogo molecular Sholto David quien identificó que, en 58 estudios publicados por el ICDF, “las imágenes en los documentos habían sido estiradas, oscurecidas o empalmadas de tal manera que sugerían intentos deliberados de engañar a los lectores”.[1] Estos estudios incluían algunos firmados por la directora ejecutiva de Dana-Farber, Laurie Glimcher, y su director de operaciones, William Hahn.
El problema resultante de condicionar el financiamiento de proyectos a la entrega de resultados sólo apreciables desde lo cuantitativo, es que los investigadores se orientan a indagar cosas que pudieran no ser importantes. En su análisis del fenómeno publish or perish que atraviesa la academia contemporánea, Javier Torres Parés señala, retomando a Isabelle Stengers:
Al final, resulta que los investigadores terminan apartándose de los temas que les interesaban o bien se convierten en unos “cínicos oportunistas que saben hacer los movimientos correctos”. Lo que era una responsabilidad privilegiada se convierte en una carga resuelta a las prisas, en ocasiones para lograr ascensos.[2]
Esto es exactamente lo que sucedió en el caso del ICDF. Según lo que puede apreciarse en el artículo de Mueller, ávidos de generar resultados publicables que se traducirían en incentivos, los investigadores recurrieron a estas malas prácticas. Es fácil comprender que las consecuencias de que un instituto dedicado a la investigación contra el cáncer falsifique resultados son catastróficas. Descubrir que miembros de dicho instituto estuvieron dispuestos a poner en riesgo la salud de miles, o quizá millones de personas, obliga a reflexionar sobre la gravedad de estas acciones y la disposición de algunos investigadores para incurrir en prácticas deshonestas con tal de no perecer en el competitivo mundo del publish or perish.
Casos graves de corrupción en la investigación han sido olvidados a lo largo de la historia. Basta recordar que cuando Richard Doll publicó sus investigaciones sobre la relación entre el consumo de tabaco y el cáncer pulmonar, “nadie le creyó”, por no decir que la industria tabacalera intentó desacreditar sus conclusiones contratando científicos a sueldo. Hoy parece obvio que fumar implica un riesgo latente de padecer cáncer, pero antes de los años cincuenta esta idea no era generalizada y tomó tiempo arraigarla en la conciencia colectiva.
Sin embargo, no todo se reduce a intentos de silenciar voces u ocultar verdades para beneficiar a una élite. Basta mencionar que el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT) destinó, durante el sexenio de Enrique Peña Nieto, más de siete millones de pesos a través de su fideicomiso para financiar un proyecto de desarrollo de salsa para pizza. Este caso, que podría calificarse como un “robo a plena luz del día”, muestra cómo se utilizó un recurso público para un proyecto que poco o nada contribuía al desarrollo social, económico, humanístico o tecnológico del país.[3]
El proyecto, tan irreverente como su presupuesto, se justificaba con la promesa de resultados. El acceso al fideicomiso se basó en que los actores involucrados estaban perfectamente alineados —y alienados— con la cultura del publish or perish, lo que les otorgó suficientes “puntos” para obtener los recursos. No solo resulta indignante que un proyecto así recibiera tal cantidad de dinero, sino también que se presentara ante el CONACyT como un proyecto con “alto valor agregado para el comercio internacional”.
Existen intentos por cambiar esta situación y evitar que los investigadores trabajen al servicio de intereses privados en lugar de la población. Sin embargo, poco o nada se ha hecho para combatir la cultura del publish or perish. Mientras el éxito de los centros de investigación y universidades siga evaluándose de manera cuantitativa, es posible que los investigadores sacrifiquen la calidad de su trabajo en aras de obtener incentivos.[4]
Hombres de paja. El plagio como instrumento político
Se expuso que la gravedad del plagio radica en su vínculo con otras malas prácticas, amén de fungir también como puerta de entrada a ellas. Sin embargo, queda un tanto al aire y parece más una queja que otra cosa el haber planteado que el descubrimiento de casos escandalosos de plagio ha quedado en manos del periodismo y no de los académicos. Abundemos al respecto para comprender los usos políticos del plagio, es decir, del descubrimiento de un plagio.
El caso que revisamos con anterioridad, aquel del ICDF, apareció difundido en redes sociales, algunos titulares y en el cuerpo de periódicos bajo frases como “científicos de la Universidad de Harvard” o, en la fuente que aquí se cita, concretamente como “un destacado centro de cáncer afiliado a Harvard”. Si bien el instituto mantiene un vínculo de afiliación con Harvard, esto no significa que la universidad tenga una responsabilidad directa en los casos de fraude académico denunciados. A pesar de esto, la necesidad de hacer que Harvard aparezca en los titulares parece provenir de la circunstancia que atravesaba dicha universidad al momento de descubrirse las falsificaciones y plagios.
La crisis en Harvard tuvo origen en una motivación aparentemente paralela a las actividades académicas: las protestas estudiantiles por el conflicto en Gaza. La situación, a grandes rasgos, fue la siguiente: el 7 de octubre de 2023 se produjo un altercado en el territorio palestino ocupado, que derivó en la muerte de numerosos civiles. Por supuesto, la reacción de los ocupantes no se hizo esperar y, desde entonces, la guerra en dicho territorio se ha recrudecido. En este hemisferio, los alumnos de la Universidad de Harvard, junto con los de varias otras instituciones, comenzaron una serie de protestas que llamaron la atención del Comité de Educación de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, al considerar que fomentaban un aumento de conductas antisemitas en los campus universitarios.
Si bien las protestas estudiantiles llegaron a tener facciones extremas, la realidad es que la mayoría de los estudiantes apelaban a mostrar que el desaguisado acaecido el 7 de octubre, aunque trágico, era consecuencia de la desesperación de la población palestina frente a la imposición de políticas de ostracismo y violencia. Por ello, cuando la entonces rectora de Harvard, Claudine Gay, primera rectora afroamericana de esta institución, fue cuestionada por el Comité de Educación sobre si “lo que estaban pidiendo los alumnos (entiéndase que la petición, de forma implícita, según el Comité, era el genocidio de los judíos; por otra parte, la petición, de forma explícita, según los videos de evidencia presentados por el mismo Comité, era la liberación de Palestina) violaba el código de ética de su institución”, ella respondió que “dependía del contexto”. Cabe mencionar que Gay reiteró en varias ocasiones que condenaba las actitudes de violencia antisemita que se registraron en el campus a su cargo. Por otra parte, durante los interrogatorios realizados por la representante Stefanik, cuando Gay intentaba responder a las preguntas que se le hacían, era interrumpida por Stefanik con la frase: “Es una pregunta de sí o no”. Al caer en esta trampa, las respuestas de Gay fueron distorsionadas progresivamente mediante la falacia del hombre de paja.[5]
La respuesta de la rectora no fue bien recibida. Sin embargo, es necesario comprender que fue colocada ante dos situaciones distintas: por un lado, responder si lo que estaban pidiendo los alumnos, terminar con el ostracismo palestino, era sancionable bajo el código de ética. Esta petición, sin duda noble, no debería ser objeto de sanción. Por otro lado, también se le pedía responder si el hecho de pedir el genocidio de los judíos para poner fin al conflicto en Palestina debía ser sancionado. Por supuesto, algo así debe castigarse de forma contundente. No obstante, al forzarla a responder en una sola declaración dos cuestiones tan dispares, su única opción fue apelar a que “dependía del contexto”.
¿Cuál es el vínculo entre el plagio, el caso del ICDF, el conflicto en Palestina, la rectora de Harvard y la necesidad de los medios de incluir el nombre de la universidad en sus titulares a la menor provocación? Tras su comparecencia ante el Comité, Gay fue presionada para dimitir de su cargo, y Harvard se convirtió en un centro de atención y polémica. En este mismo contexto, varios medios periodísticos no tardaron en encontrar “evidencias de plagio” en los trabajos de Gay, especialmente en su tesis doctoral. El supuesto plagio consistía en una serie de “citas inadecuadas” que la propia universidad aclaró que no constituían mala conducta. Sin embargo, los medios ya habían amplificado la acusación, y en el imaginario de muchas personas Gay se transformó en una “rectora plagiaria” que lideraba una de las universidades más importantes del mundo. Bajo ese nivel de presión, Gay no tuvo otra opción que presentar su renuncia.
Si Gay hubiera sido, en efecto, promotora del antisemitismo, su renuncia habría sido una victoria general para el mundo académico, sin duda alguna. No obstante, la situación no fue esa, y su dimisión sólo fue celebrada como una victoria por el “sector conservador estadounidense”, principalmente por figuras del Partido Republicano. No sorprende, entonces, que un caso como el del ICDF, ocurrido en un espacio y tiempo similar al escándalo de Gay, sintiera la necesidad de catalogarse como un evento que podía adjudicar responsabilidad a Harvard. Aunque Gay nunca promovió el odio contra los judíos y Harvard rechazó que la exrectora hubiera incurrido en plagio, su figura no era del agrado de un sector poderoso. Este caso revela que el plagio puede utilizarse como un instrumento, a veces falso y falaz, para arrebatar el poder a alguien y apropiárselo. Acusar a alguien de plagio otorga al acusador el estandarte de la corrección y la rectitud.
Tu quoque, la realidad del sector público en México
Previamente hablamos de cómo México ha sido víctima de malas prácticas académicas, como la asignación de varios millones de pesos del gobierno al mejoramiento de salsas para pizza. Asimismo, abordamos el uso político que se le da a las acusaciones de plagio. Sin embargo, nuestra intención ahora es entretejer estas problemáticas y culminar analizando el señalamiento de malas prácticas en la elaboración de una tesis de licenciatura, imputado a la ministra Yasmín Esquivel Mossa, de nuestra Suprema Corte de Justicia de la Nación, así como el uso y repercusión del caso dentro del terreno político.
Este caso nos enfrenta a situaciones sumamente complejas, que solo pueden dejarnos en un estado de profunda indignación y confusión. No es la primera vez que alguien con un cargo público de alta relevancia es acusado de plagio. Basta recordar que, en 2016, una investigación realizada por el equipo de la periodista Carmen Aristegui reveló que nada menos que el entonces presidente de la República, Enrique Peña Nieto, había plagiado o incurrido en malas prácticas académicas en la elaboración de su tesis de licenciatura.[6] Este reportaje no tuvo repercusión directa en la trayectoria académica o política de Peña Nieto: no le fue retirado el título ni dejó de desempeñar su cargo como presidente de México. El episodio sólo acentuó la mala imagen que el pueblo mexicano tenía de Peña Nieto, traduciéndose en una desconfianza que, sin duda, contribuyó a que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) no fuera un contendiente digno en la campaña presidencial de 2018.
El caso de Esquivel Mossa, sin embargo, es aún más escandaloso por razones válidas. La más evidente, aunque difícil de sostener como argumento, es la probable relación entre la reducción en el gasto publicitario del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, en comparación con el sexenio de Peña Nieto, y la intensidad de la cobertura mediática. Que la regencia morenista haya invertido menos en publicidad no implica necesariamente que los medios debieran hablar pestes del presidente López Obrador.[7] Sin embargo, resulta llamativo que la noticia sobre el plagio de Esquivel Mossa haya tenido un eco mucho más profundo y difundido en los principales medios del país que el caso de Peña Nieto.
Con solo ingresar al catálogo de tesis de la UNAM y comparar el título, temario y algún párrafo del primer capítulo de la tesis de Edgar Ulíses Báez Gutiérrez[8] con el trabajo presentado por Esquivel Mossa,[9] es evidente que alguna de las dos es un plagio descarado. Aquí radica un punto crucial: aunque no se trata de pequeños errores de citación, como en el caso de Gay revisado anteriormente, ambos episodios (y también el de Peña) tienen en común haber sido expuestos por periodistas, y no por académicos. Fue el medio LatinUs, a través de un artículo publicado en diciembre de 2022 por Guillermo Sheridan, quien dio a conocer el caso.[10] Al igual que en el caso de Gay, el artículo fue utilizado por el “sector opositor” para evidenciar la corrupción de la administración actual.
Independientemente de quién sea el autor original de dicha tesis, llama la atención que el tema haya sido puesto en el ojo público hasta tiempo reciente, justo cuando estaba por definirse la presidencia de la SCJN. Esquivel Mossa era una de las candidatas para el cargo, apoyada, en gran medida, por sectores cercanos al gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador. Así, la acusación de plagio se transformó en un pretexto para la disputa por la Suprema Corte, donde Esquivel Mossa, a pesar de haber salido avante del señalamiento, resultó afectada en su imagen pública, lo que favoreció a que la actual Presidenta de la Suprema Corte, Norma Lucía Piña Hernández, llegara a ocupar el cargo.
El plagio o las malas prácticas de investigación, como puede observarse, parece tener mayor relevancia en el “toma y daca” periodístico y político que en el ámbito académico. La burbuja de prestigio de ciertos intelectuales que han construido su renombre con base en plagios difícilmente estallará, salvo que alguien pueda beneficiarse de ello. Este es, precisamente, uno de los grandes problemas a los que se enfrenta la comunidad académica, que se encuentra sumida en estas disyuntivas y expuesta al deterioro de su producción y credibilidad ética. Mientras no se erradique la cultura de publish or perish, se perciba el éxito académico como algo cuantificable y el plagio sea evidenciado y “castigado” únicamente cuando conviene a ciertos intereses, no será posible generar investigaciones que realmente beneficien a la sociedad.
Bibliografía
- BAEZ GUTIÉRREZ, Edgar Ulises, “Inoperancia del Sindicato de los Trabajadores de Confianza del Articulo 123 Constitucional Apartado “A””, Tesis de Licenciatura, Universidad Nacional Autónoma de México, 1986, https://tesiunam.dgb.unam.mx/F/6QFQ5UQFF78116IX3R1U3M4117D6Q23E81DH1RE8E5D6IKY7DM-19695?func=full-set-set&set_number=017081&set_entry=000003&format=999
- ESQUIVEL MOSSA, Yasmín, “Inoperancia de los Sindicato en los Trabajadores de Confianza del Articulo 123 Constitucional Apartado “A””, Tesis de Licenciatura, Universidad Nacional Autónoma de México, 1987, https://tesiunam.dgb.unam.mx/F/6QFQ5UQFF78116IX3R1U3M4117D6Q23E81DH1RE8E5D6IKY7DM-22237?func=find-b&local_base=TES01&request=Esquivel+mossa&find_code=WRD&adjacent=N&filter_code_2=WYR&filter_request_2=&filter_code_3=WYR&filter_request_3=
- “Falacias” en https://www.filosoficas.unam.mx/~cruzparc/copicap4.pdf
- “Gasto en publicidad oficial durante el sexenio de AMLO”, en Article 19, 9 de septiembre de 2024, https://articulo19.org/gasto-en-publicidad-oficial-durante-el-sexenio-de-amlo/
- “Peña Nieto, de plagiador a presidente”, en Aristegui Noticias, 21 de agosto de 2016, https://aristeguinoticias.com/2108/mexico/pena-nieto-de-plagiador-a-presidente/
- HIRIART, Pablo “El gobierno va por la UNAM”, en El Financiero, 25 de enero de 2023, https://www.elfinanciero.com.mx/opinion/pablo-hiriart/2023/01/25/el-gobierno-va-por-la-unam/
- LÓPEZ, Nadja “Con más de 7 mdp, financió Conacyt en sexenio de EPN proyecto de salsa para pizza”, en Contramuro, 3 de octubre de 2020 https://www.contramuro.com/con-mas-de-7-mdp-financio-conacyt-en-sexenio-de-epn-proyecto-de-salsa-para-pizza
- MUELLER, Benjamin, “Un importante centro de investigación del cáncer busca retractarse o corregir decenas de estudios”, en The New York Times, 26 de enero de 2024, https://www.nytimes.com/es/2024/01/26/espanol/investigacion-cancer-errores.html
- SHERIDAN, Guillermo, “Una ministra pasante: Yasmín Esquivel, candidata a presidir la SCJN, plagió su tesis de licenciatura, en LatinUs, 21 de diciembre de 2022, https://latinus.us/portada/2022/12/21/una-ministra-pasante-yasmin-esquivel-candidata-presidir-la-scjn-plagio-su-tesis-de-licenciatura-79030.html
- TORRES PARÉS, Javier, “Publish or perish”, en Revista Universidades, volumen 74, número 96, 2023, http://udualerreu.org/index.php/universidades/article/view/686
- TRIANA MORENO, Susana Montserrat, “El Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología a debate”, en Gaceta Criba, 27 de julio de 2023, https://www.cribahistoriaycultura.com/el-consejo-nacional-de-ciencia-y-tecnologia-a-debate/
[1] Benjamin Mueller, “Un importante centro de investigación del cáncer busca retractarse o corregir decenas de estudios”, en The New York Times, 26 de enero de 2024, https://www.nytimes.com/es/2024/01/26/espanol/investigacion-cancer-errores.html [Consultado el 11 de julio de 2024].
[2] Javier Torres Parés, “Publish or perish”, en Revista Universidades, volumen 74, número 96, 2023, http://udualerreu.org/index.php/universidades/article/view/686 [Consultado el 15 de julio de 2024].
[3] Nadja López, “Con más de 7 mdp, financió Conacyt en sexenio de EPN proyecto de salsa para pizza”, en Contramuro, 3 de octubre de 2020 https://www.contramuro.com/con-mas-de-7-mdp-financio-conacyt-en-sexenio-de-epn-proyecto-de-salsa-para-pizza/ [consultado el 15 de julio de 2024].
[4] Véase Susana Montserrat Triana Moreno, “El Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología a debate”, en Gaceta Criba, 27 de julio de 2023, https://www.cribahistoriaycultura.com/el-consejo-nacional-de-ciencia-y-tecnologia-a-debate/ [Consultado el 27 de julio de 2024]. Aquí, la autora revisa críticamente las premisas fundamentales de la reforma al CONACyT y dedica espacio a exponer cómo aunque, la propuesta puede resultar benéfica en algunos aspectos, deja de lado varios otros como el enfoque cuantitativo de las políticas de eficiencia de dicho organismo. Particularmente durante el gobierno de Vicente Fox, las reformas al CONACyT redirigieron sus objetivos hacia el aumento de la capacidad productiva de las empresas. Se incentivó la inversión privada en investigación y desarrollo mediante beneficios fiscales y se buscó integrar a científicos en el sector empresarial. Esto alineó las investigaciones con fines económicos y de competitividad, dejando de lado intereses sociales y nacionales. La ciencia comenzó a subordinarse a criterios productivistas y comerciales.
[5] CBS News, “Harvard, MIT, UPenn presidents testify before Congress about antisemitism on campuses | full video” https://www.youtube.com/watch?v=oklC-xpSOWc [Consultado el 1 de agosto de 2024]. Se aprecia que algunos de los inquisidores parten de la premisa de que Hamás es una organización terrorista, amén de mostrar supuestos videos donde es apreciable las conductas antisemitas por parte de la comunidad estudiantil en los que realmente no es posible ver lo que ellos señalan. Los estudiantes hacen referencia a la انتفاضة o intifada, movimiento que busca la liberación de los territorios palestinos ocupados, pero que no implica en sí misma una idea o movimiento antisemita.
Nota del editor: Este ejemplo se refiere a la falacia de hombre de paja, la cual “es un intento de cambiar el conflicto de su complejidad original hacia un conflicto diferente, entre partes diferentes a la de la disputa original” en “Falacias”, https://www.filosoficas.unam.mx/~cruzparc/copicap4.pdf [Consultado el 16 de diciembre del 2015]
[6] “Peña Nieto, de plagiador a presidente”, en Aristegui Noticias, 21 de agosto de 2016, https://aristeguinoticias.com/2108/mexico/pena-nieto-de-plagiador-a-presidente/ [Consultado el 18 de noviembre de 2024].
[7] Véase “Gasto en publicidad oficial durante el sexenio de AMLO”, en Article 19, 9 de septiembre de 2024, https://articulo19.org/gasto-en-publicidad-oficial-durante-el-sexenio-de-amlo/ [Consultado el 18 de noviembre de 2024]. En este artículo, se expone que, durante el gobierno de López Obrador se ha subejercido el presupuesto destinado a la publicidad oficial, alrededor de 27.85% en el periodo 2019 a 2023. En contraste, durante el gobierno de Peña Nieto el presupuesto destinado a publicidad, entre 2013 y 2017, se sobre ejerció entre un 35 y 157%.
[8] Edgar Ulises Baez Gutiérrez, “Inoperancia del Sindicato de los Trabajadores de Confianza del Articulo 123 Constitucional Apartado “A””, Tesis de Licenciatura, Universidad Nacional Autónoma de México, 1986, https://tesiunam.dgb.unam.mx/F/6QFQ5UQFF78116IX3R1U3M4117D6Q23E81DH1RE8E5D6IKY7DM-19695?func=full-set-set&set_number=017081&set_entry=000003&format=999 [Consultada el 18 de noviembre de 2024].
[9] Yasmin Esquivel Mossa, “Inoperancia de los Sindicato en los Trabajadores de Confianza del Articulo 123 Constitucional Apartado “A””, Tesis de Licenciatura, Universidad Nacional Autónoma de México, 1987, https://tesiunam.dgb.unam.mx/F/6QFQ5UQFF78116IX3R1U3M4117D6Q23E81DH1RE8E5D6IKY7DM-22237?func=find-b&local_base=TES01&request=Esquivel+mossa&find_code=WRD&adjacent=N&filter_code_2=WYR&filter_request_2=&filter_code_3=WYR&filter_request_3= [Consultada el 18 de noviembre de 2024].
[10] Guillermo Sheridan, “Una ministra pasante: Yasmín Esquivel, candidata a presidir la SCJN, plagió su tesis de licenciatura, en LatinUs, 21 de diciembre de 2022, https://latinus.us/portada/2022/12/21/una-ministra-pasante-yasmin-esquivel-candidata-presidir-la-scjn-plagio-su-tesis-de-licenciatura-79030.html [Consultado el 18 de noviembre de 2022].
* Esaú López García: Licenciado en Historia por la UNAM. En 2023 fue director del Seminario de Historiología en el Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM . Premio Edmundo O’Gorman para jóvenes investigadores en Teoría de la Historia 2023. Actualmente se desempeña como investigador dentro del equipo editorial de gaceta Criba.