Los empleados de comercio en la ciudad de México participaron en la Revolución, primero de manera espontánea, en defensa del maderismo durante los días aciagos de la Decena Trágica. Más tarde, lo hicieron como soldados del Ejército del Noroeste, integrados a la campaña antivillista dirigida por Álvaro Obregón, como expresión de la diversidad de hechos ocurridos dentro de aquel trascendental episodio histórico.