25 de OCTUBRE de 2023

Reseña de Luz María Uhthoff López al libro "Bonanza, Crisis y Fuerza de Trabajo en la Minería de Chihuahua"

Reseña del libro de Saúl Luna Morales, Bonanza, Crisis y Fuerza de Trabajo en la Minería de Chihuahua, México, Libros del Alicate, 2022.

Luz María Uhthoff López*
Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa

Históricamente, México ha sido un país minero, desde la época colonial este sector se vinculó a la evolución de nuestra economía. Para Juan Luis Sariego existieron y existen tres fronteras de zonas mineras; la primera fue la que surgió a partir de los Reales de Minas durante la época colonial; la segunda, se configuró a finales del siglo XIX en el norte del país y dos factores fueron importantes para esta configuración: la construcción del ferrocarril y el crecimiento de la demanda en el mercado mundial de la metales y minerales industriales. La tercera frontera se expandió durante las últimas décadas del siglo XX y lo que va del XXI y se ubica en distintas partes del país, pero principalmente en la Sierra Madre Occidental y sierras de Guerrero y Oaxaca, zonas indígenas, que Aguirre Beltrán llamó zonas de refugio, minería a cielo abierto y explotadas en gran medida por el capital canadiense.

El libro que nos ocupa realiza un detallado estudio de la industria minera de Chihuahua durante la expansión de la segunda frontera, etapa fundamental para la transformación económica y social de los estados norte. El autor examina la producción, las tendencias de cada uno de los metales y las empresas extranjeras que dominan la explotación, producción y procesamiento. Además, realiza un estudio amplio y detallado de los trabajadores. El tema es relevante pues la minería en los años de estudio fue la actividad más dinámica de la región y en el contexto nacional contribuyó en casi la tercera parte de la producción, destacando la plata, el plomo, y también el cobre y el zinc. Todo ello, cuando el país se incorporó al mercado mundial como agrominero exportador, y en una coyuntura en que los países industrializados, entre ellos Estados Unidos, demandaban, además de metales preciosos (oro y plata), metales industriales (cobre, plomo, hierro y zinc) necesarios al avance de la electricidad, la industria metal mecánica y la siderúrgica.

Así, Chihuahua se integró al mercado estadounidense y también fue parte de una nueva configuración del mapa minero, cuando se amplió su frontera hacia el norte del país. Con el arribo del capital extranjero a este sector, llegaron distintas empresas, entre ellas filiales de las grandes corporaciones del vecino país como la American Smelting and Refinig Co. (ASARCO). Lo que implicó que poco a poco estas corporaciones controlaran la producción minera, introduciendo nuevas tecnologías, una división del trabajo más compleja y nuevas formas de relaciones laborales. Su control se extendió verticalmente, desde la extracción, las plantas de beneficio, la comercialización de minerales y el control del marcado mundial.

En principio, Saúl Luna examina las tendencias de la producción de metales en la región, los incentivos favorables del gobierno de Díaz para la inversión, quien otorgaba directamente las concesiones, y observa cómo los cambios legislativos en esta materia otorgaron a los capitales extranjeros seguridad jurídica, además de exenciones fiscales y franquicias especiales. Después analiza el comportamiento cíclico de la producción minera por efecto de las crisis económicas (1907 y 1929) y la lucha revolucionaria. Para el autor los beneficiarios de estas crisis fueron las grandes corporaciones, pues al contar con capital suficiente pudieron absorber a otras empresas. Tal fue el caso de la ASARCO, que impulsó mediante su representante en México la adquisición de minas, con lo que incrementó y consolidó sus operaciones.

La Revolución modificó la relación del Estado y las empresas extranjeras, ello fue claro con el nuevo marco legal de 1917. El autor expone sobre todo la resistencia de las compañías a los nuevos impuestos y sus incrementos que se establecieron durante y después del movimiento armado. Las compañías desarrollaron diversas estrategias para defender sus intereses, una de ellas fue asociarse para presentar un frente común ante los cambios legislativos y fiscales.

Una pregunta que surge con la lectura de este libro es: cómo cambió el paisaje por efecto del desarrollo minero en Chihuahua, pues la fuerte inversión de capital extranjero intensificó las actividades extractivas y el procesamiento de metales, modificando las formas de tenencia de la tierra y la explotación en general de los recursos naturales. A ello se sumó la electrificación, la construcción de líneas ferrocarrileras, las migraciones de trabajadores y, en general, cambios en los entornos mineros para abastecer de materias primas necesarias para la explotación y procesamiento de los metales, así como mercancías para el consumo de los empleados y los trabajadores. En esta radical transformación del paisaje, el autor nos expone cómo la apropiación de recursos, tierras, aguas y bosques por las empresas provocaron la deforestación y la contaminación ambiental. Las alteraciones en el paisaje obedecieron a las instalaciones mineras, los tiros, socavones, accesos y respiraderos y sobre todo al agotamiento de los mantos freáticos por el continuo bombeo de agua de las profundidades de las minas. También se ocasionaba pérdida de la cubierta vegetal y de suelo por las labores de descapote, el incremento de la erosión eólica e hídrica y en general la eliminación del hábitat natural de la fauna y la flora locales. La deforestación obedeció a la gran demanda que requería esta industria para pilotes de madera, así como para la obtención de carbón, la estructura de las minas, la construcción de viviendas y leña. Los desechos de insumos tóxicos utilizados en el procesamiento de los metales provocaron la contaminación de las aguas. Era en las instalaciones de las haciendas de beneficio en donde se presentaba más este problema por el uso de minerales tóxicos como el cianuro para el procesamiento de metales, pues las compañías descargaban sus desechos en los ríos. Saúl Luna explica las enfermedades que provocaba en los trabajadores y pobladores la contaminación del agua y el aire. Además, la esterilización de los terrenos ribereños, el envenenamiento de animales, así como aguas inapropiadas para la agricultura y la mortalidad de los peces.

Un tema que destaca en el libro es el estudio detallado y muy completo sobre los trabajadores. Con las grandes inversiones mineras se incorporó una nueva tecnología y división de trabajo, los obreros tuvieron que adaptarse a estas dinámicas laborales, algunos dejando atrás sus antiguas especializaciones y adaptándose a la nueva tecnología, y a la mecanización de algunas de las faenas laborales. Fueron —nos expresa el autor— los operarios calificados como maquinistas, perforadores, aguzadores, ademadores, malacateros, mecánicos y tuberos, los encargados de mantener en operación las áreas claves de las empresas mineras. Aunque una problemática permanente durante estos años fue la brecha salarial entre los empleados extranjeros de las empresas, administradores, ingenieros y técnicos, con los trabajadores mexicanos. Esta práctica de pagar salarios tan diferenciados era mantener las diferencias culturales entre los que se consideraban instruidos estadounidenses y los mineros mexicanos.

En el capítulo sobre los trabajadores, Saúl Luna inicia exponiendo las dificultades de las fuentes para conocer las cifras exactas de trabajadores mineros; debe tomarse en cuenta que era una fuerza de trabajo movible por sus continuas migraciones. No obstante, señala que una buena cantidad de mineros de Chihuahua era de origen agrícola, aunque también se integraron obreros provenientes de otros centros mineros de la región y de otras zonas mineras del país. Así, el número de operarios varió entre 3 296 en 1921 a 6 305 en 1930. Después, realiza un estudio detallado sobre los salarios y las formas de pago.

Los trabajadores desarrollaron sus formas de resistencia y negociación para defender sus derechos laborales. En los años de estudio el autor nos explica cómo surgieron sus organizaciones, los métodos de negociación y lucha que emprendieron. Además, estas agrupaciones tejieron redes de comunicación con las grandes organizaciones obreras de Estados Unidos, como la American Federation of Labor (AFL), y la más radical Industrial Workers of the World (IWW). Así, fueron construyendo una cultura obrera minera, al decir del autor los modernos procesos de producción que se aplicaron en las diferentes zonas extractivas de Chihuahua impactaron en sus diarias labores a los mineros y sus familias, así como en sus tradiciones sociales y culturales. Los obreros se adaptaron a la nueva dinámica laboral, en donde el tiempo, el reloj, se volvió una cuestión de regla en las labores cotidianas del minero sometiéndose a ritmos de trabajo y disciplina, pero también mantuvieron su religiosidad, siendo una parte central en su vida personal y comunitaria.

Cabe decir que, bajo la nueva normatividad que se estableció con la Constitución de 1917, se presentó la lucha por el reconocimiento de sus organizaciones, el conflicto por el control sobre el proceso de trabajo y el derecho a la huelga como una forma de resistencia y negociación. La beligerancia de los trabajadores se agudizó durante la década de 1920, el nuevo orden constitucional cambió, atrás quedó la forma privada de contratación establecida en la constitución liberal de 1857, los trabajadores ahora pudieron colectivizar sus derechos y legalizar las huelgas. Poco a poco los mineros lograron obtener mayores beneficios, sobre todo para el segundo lustro de 1920 contaban con organizaciones sindicales reconocidas y más estables. Entre sus demandas estaba la indemnización por accidentes de trabajo y por las enfermedades laborales. Saul Luna expone la gran cantidad de accidentes de trabajo, un tema poco abordado por la historiografía obrera, pero muy relevante, explica los reglamentos que se elaboraron al respecto y la resistencia de las empresas a cubrir los pagos por accidentes y enfermedades.

En síntesis, este libro ofrece una mirada muy completa de la industria minera del estado de Chihuahua durante los años de estudio, las diferentes dinámicas económicas y sociales, así como los cambios en el paisaje que provocó. Esta investigación se sustenta en diversas fuentes, archivos locales y nacionales, periódicos y revistas, y en una bibliografía especializada y actualizada. Cada capítulo se acompaña de cuadros y gráficas que apoyan adecuadamente la argumentación.

 

* Luz María Uhthoff López. Doctora en Historia por la Universidad Nacional Autónoma de México. Profesora titular de tiempo completo en la Universidad Autónoma Metropolitana – Iztapalapa

Bonanza Crisis y Fuerza de Trabajo en la Minería de Chihuahua - Saúl Luna Morales